jueves, 31 de octubre de 2013

La cruda realidad

Hola bloggers.

Ayer fue un día algo duro, un día en el que la realidad del cáncer hizo una vez más acto de presencia.
Nada más llegar al hospital a hacer la visita semanal a los niños... ¡PUM!, la primera en la frente como se suele decir. Al leerme el libro en el que las voluntarias de los peques anotamos cada día lo que hemos hecho con ellos y demás observaciones, me enteré de que una de nuestras peques no había conseguido ganarle la batalla a la enfermedad. La verdad es que aunque estemos bastante preparados en nuestra formación como voluntarios para situaciones como estas y demás momentos que se nos nos puedan presentar en el día a día con los niños, enterarse de algo así es bastante duro. Duro por lo triste de la situación en general, el pensar en lo que estarán sufriendo los papás, la familia y amigos, pero duro también porque después de ponernos al día de los acontecimientos de la semana hemos de ir a visitar a los niños y claro, el resto de papás al estar frecuentemente en el hospital se enteran de la noticia y muchas veces te preguntan o sin que ni siquiera te pregunte se ve reflejado en sus caras.
Por suerte, esta vez parecían no haberse enterado y a todas luces considero que es mejor, pues así evitan una preocupación y un miedo totalmente lógicos al tener también cáncer sus peques.
En lo que respecta al resto de peques que había en el hospital de día, estaban muy animados y quisieron que jugáramos a muchas cosas: a lanzarnos globos, al parchís, al dominó, a las parejas... Vamos, que entre unas cosas y otras se lo pasaron en grande y tanto las mamás como yo encantadas de verlos jugar, reírse y pasárselo tan bien.
Pero no quedó ahí la cosa...¡tuvimos también una sorpresa muy buena! Y es que vino a revisión uno de los peques al que no veía desde hacía ya un tiempo, concretamente desde el último día antes de las vacaciones de verano que justamente era su cumpleaños y lo celebramos allí en el hospital en su habitación. ¡Que guapísimo estaba! Ya tenía su mata de pelo, ya había retomado el colegio... La verdad es que a todos los que estábamos en el hospital de día nos dio muchísima alegría verlo tan guapo y tan bien. Y el peque super contento, no hacía más que abrazarnos y darnos besos a todos.
Y después de visitar a los peques de hospital de día, tocaba subir a planta y ahí fue donde viví otro momento algo difícil.
Por regla general (aunque no hay un tiempo establecido y cada niño es un mundo) cuando los peques empiezan con su tratamiento de quimioterapia, se les empieza a caer el pelo alrededor del primer mes. Pero a esta peque que fui a visitar se le estaba cayendo ahora, más o menos al segundo mes. Aprovechando que fui a visitarla, la mamá se bajó un momento a tomar un café y yo me quedé cuidando de la nena. La peque tenía sueño y se acurrucó un ratito en la almohada, y al levantarse dejó todo un matojo de pelos. Así que para que no se diera cuenta, mientra la entretenía jugando con las muñecas, fui apartando poquito a poco el pelo de la almohada para que ella no lo viera. E igual que con la almohada tuve que ir apartándole disimuladamente los pelitos que le caían en la cara  mientras jugábamos sin que ella se diera cuenta.
Como os digo, son momentos duros así que la formación que nos van impartiendo nos es de muchísima ayuda para saber como conducir estas y otras situaciones que se nos pueden dar en el día a día en el hospital con los niños.
Así que ya veis, ayer el día fue algo complicado. Pero no por ello hay que desanimarse ni muchísimo menos, sino coger más impulso y ganas para continuar en esta batalla contra el cáncer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario